Desde la metrópolis argenta, sobre porteños anónimos.

Desde un cuarto del centro porteño, a cuadras del Obelisco o desde el embole en una oficina de Retiro pueden salir estas reflexiones poco ortodoxas. Una porteña que se la juega en el potrero: sin reglas claras pero con la garra del que se hace desde abajo. En esta ciudad que me ha ido asimilando, como a esa cicatriz a la que poco a poco te acostumbras.

4 abr 2008

Cacerolas y el fin de la calle Bolivar


Buenos Aires: como venimos!
Se terminó el verano pero esta ciudad sigue estando bien caliente!!
La semana pasada hubo una serie de cacerolazos por distintos barrios porteños. Así es, terminó la semana Santa y Cristina nos demostró que no es ninguna Santa y que no tiene pelos en la lengua a la hora de criticar a los que se oponen a su política de reajustes y repartición de subsidios. Pero el campo esta vez no se calló y la gente de la Ciudad de Buenos Aires los acompaño con el repiqueteo de las ollas en las esquinas más importantes de la ciudad. Ese sonido de cacerolas no fue solamente en contra de las retenciones al campo sino para demostrar la disconformidad por un montón de factores que afectan actualmente a la sociedad argentina, llámese inflación de los alimentos, inseguridad en las calles, un alto desempleo. Todos factores que son hábilmente maquillados para la prensa internacional pero que el pueblo día a día lo siente más. Ahora el pueblo quiere ser escuchado. Por mas de que la prensa oficial acuse a estos manifestantes de "cacerolas llenas" de barrios pudientes son los mas humildes de la sociedad los que cada vez pueden llevar menos alimento a la mesa de sus familias.

La calle Bolívar se termina, buenos recuerdos, buenas mateadas en el balcón, bien porteñas con bizcochitos de grasa, rosquitas de Maria y pastelitos de membrillo o batata que mi compañero fue poco a poco descubriendo. Buenas charlas también hubo. Personajes muy locos de diferentes países nos hacían reír mucho en la cocina, incluso aprendí mas de la comida Tai con un visitante muy simpático que trajo hasta su wok en la valija. San Telmo me gusta cada día mas, mucho multiculturismo, mucha tolerancia, muchos recuerdos ya. Muy parecido al Kreuzberg de Berlín o a Montmartre, que oportuno.

Aquí pueden ver una postal del balcón nomás y les recuerdo que estoy feliz. La brújula se sigue moviendo...